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Real Madrid golea 4-0 al Barcelona en el Camp Nou con hat-trick de Benzema

El Madrid llevaba décadas con esa arriesgada práctica antes de que Rajoy se enredara en el trabalenguas. No hay equipo en el mundo que se maneje mejor en situaciones desesperadas. Volvió a suceder en el Camp Nou, con la cruz a cuestas del 0-1 en el Bernabéu y un fuego en la grada alimentado por el Caso Negreira, repleto de proclamas y falto de explicaciones en el Barça. Fue despedazando al equipo de Xavi sin prisas, con la pericia de quien lleva un siglo haciendo ese trabajo. Le aguantó, con Camavinga como jefe de la resistencia, le mandó a la lona en una contra preparada por Benzema, autor de tres goles y medio, y Vinicius y le encargó luego a Modric el trabajo de torturarle hasta la eliminación. Ahí acabó la alta siniestralidad del equipo de Ancelotti ante el Barça y se ganó plaza en la final de Sevilla con honores, tras echar a sus dos grandes rivales: azulgranas y atléticos. La Copa no es lo suyo… hasta que la necesita.

Benzema remachó así el 0-1, un gol que lo cambió todo.
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Benzema remachó así el 0-1, un gol que lo cambió todo.RODOLFO MOLINADiarioAS

El partido estuvo en las antípodas de la ida. Era obligado para los dos. En el Madrid, porque después de tres clásicos perdidos, se exigía un cambio de registro. Se produjo en la alineación, con Camavinga de lateral y Rodrygo en un puesto que habitualmente era para Tchouameni. Eso sí, no faltaron sus generales, Kroos y Modric, en el once. Esa guardia aún no encuentra relevo. Tampoco el Barça fue ese equipo encarcelado en su campo del Bernabéu. Allí supo jugar a lo que no le gusta, pero ante su público no le estaba autorizado quebrantar tan exageradamente su catecismo. De hecho, de salida, ignoró su ventaja, se aplicó en la primera presión como si el 0-1 del Bernabéu no hubiese existido y sometió al Madrid. Camavinga le quitó un gol a Raphinha y Gavi reclamó un penalti por mano clara de Alaba. Le salvó que la había apoyado décimas antes en el suelo, eximente de cualquier infracción. Gavi no se apunta a un bombardeo. Él es el bombardeo. A esa explosión de energía y al vuelo de Balde, que es un extremo que aún no lo sabe, se apuntó el primer Barça.

El gol que lo cambió todo

El Madrid, mientras tanto, aplicaba esa llamada a la prudencia de Ancelotti en la previa. Noventa minutos dan para cualquier cosa menos para volverse loco. Esperaba y contragolpeaba. Buena parte de sus futbolistas están diseñados para ello. Rodrygo y Vinicius, especialmente. Ambos fabricaron la jugada que iba para el 0-1 y que evitó Araújo, en utilísima función de lateral estorbo. Sin que se sepa bien por qué, salvo por la presunta superioridad de su banquillo, el Madrid creía que aparecería su momento sin forzarlo. Esa intuición le falla pocas veces.

Fuente: as.com

0-2. Luka Modric conduce y asiste a Karim Benzema en el balcón del área, del delantero frances lanza un disparo al palo largo de Marc-André ter Stegen y anota el segundo tanto.
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Este tiro de Benzema supuso el 0-2.NACHO DOCEREUTERS

Todo en un ambiente caldeadísimo. Martínez Munuera amonestó a Busquets, perdonó a Gavi y a Militao a la primera y le evitó la roja a Xavi, pasado de vueltas en una protesta en la que no tuvo medida ni razón. Gavi reincidió después con Vinicius, dos de mecha excesivamente corta. La pelea, esta vez, la empezó el brasileño. La emoción, a veces mal entendida, comenzaba a comerse el fútbol. Antes de la media hora, el Barça había hecho diez faltas, el Madrid una.

Tanta interrupción metió al partido en recesión. El Madrid no encontraba por dónde progresar. Menos aún con su adversario replegado, porque se mueve mucho peor en el juego estático que al espacio. Ahí se vio en el partido del Bernabéu, en que se empachó de balón sin hacer ruido. En gran parte porque Benzema, que baila sobre un ladrillo, andaba impreciso y poco participativo.

Benzema hace el tercero de penalti.

El Barça se vencía a la derecha con Raphinha, pero por ahí Camavinga no le pasaba una. Le iba mejor por el otro lado con Balde, la segunda oleada de un solo hombre, y mandaba en el centro del campo con Kessié, su soldado desconocido.

Y de repente, el minuto que lo cambió todo. Lewandowski mete un zapatazo junto al palo, lo salva felinamente Courtois, el Barça queda desacomodado en su lamento, Marcos mide mal dos veces y aparece el Madrid en manada. Arranca Vinicius, le sigue el rollo Benzema, que devuelve al brasileño, cuyo remate pícaro no puede sacarlo Koundé. El francés puso la puntilla sin que pudiera determinarse si fue antes o después de la línea de gol.

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