El Paris Saint German se clasificó para los cuartos de final de la Champions League tras empatar a dos(tras 1-1 en la ida) al Chelsea en la prorroga de una oda al fútbol que no fue capaz de malograr ni la pésima actuación del árbitro Björn Kuipers. Expulsó a Ibrahimovic en el minuto 31 por una entrada sobreOscar que, como mucho, fue de amarilla, lo intentó arreglar obviando un claro penalti de Cavani a Diego Costa y a cambio guió el partido hacia una cruzada que acabó llevándose con merecimiento el equipo visitante en la prorroga tras dominar a los Blues 120 minutos pese a jugar con un hombre menos durante 90…
Blanc calentó el partido en la previa avisando de las provocaciones de Diego Costa y Mourinho le respondió acusando a los parisinos de parar al equipoBlue en la ida a base de violencia. Los dos técnicos ejercieron en realidad de adivinos pues la vuelta tuvo un poco de todo eso y algo más. Para empezar,Cavani tardó dos minutos en mandar el primer aviso a Cortouis y solo hubo que esperar 10 más para ver la primera trifulca del partido entre Costa y David Luiz. Bromas las justas. Intensidad máxima y más.
El equipo de Blanc dominó la posesión en los primeros minutos con un imperial Motta mientras el Chelsea respondía con latigazos vertiginosos al contragolpe, casi siempre con Hazard como acicate. El PSG fue también poco a poco renunciando a la pelota hasta convertir el encuentro en una autovía de doble dirección. Y en ese intercambio de golpes Kuipers quiso quitar luz a los jugadores para hacerse el protagonista. Primero, con la ya citada roja a Ibrahimovic, y acto seguido haciendo la vista gorda ante el penalti de Cavani para compensar.
El PSG, no obstante, aguantó de manera titánica liderado por un genial Verrati y aprovechó que elChelsea especulaba con el 0-0 (a Mourinho le valía para pasar tras el 1-1 de la ida) para subírsele a las barbas. En esas, con Fábregas y Matic desbordados,Cavani tuvo el 0-1 en el 57. Robó Verrati, el uruguayo regateó a Courtois pero casi a puerta vacía la estrelló en el palo. Segunda vida perdida. Pero no la última de un PSG convertido en gato.
Los de Blanc, de hecho, siguieron empujando hasta que el equipo blue, en su primera ocasión, les asestó un nuevo golpe con un gol de Cahill tras un córner. Segunda vida perdida. Tampoco fue la última. El PSG resucitó una vez más. Y como no podía ser de otra manera lo hizo gracias a David Luiz, ex del Chelsea, que se elevó hasta los cielos para cabecear un córner y llevar el partido a la prorroga en el minuto 86.
Entonces otra vez Thiago Silva pareció tirar al traste más de 90 minutos de pico y pala con una mano dentro del área de guardería. Hazard, sin piedad, se encargó de batir a Sirigu para quitar otra vida al gato. Aún le quedaban tres. Y el propio Silva se encargó de arreglar lo que él mismo había estropeado en otro córner, ganando a Terry en el salto para batir a Courtois y hacer justicia al ejercicio de superación de los parisinos. El sueño del triplete de Mourinho, mientras tanto, tendrá que esperar para otro año.