Un sensacional despliegue de maestría musical, que incluyó tanto las composiciones y los arreglos del maestro Ray Santos como la poderosa ejecución de una big band liderada por el trompetista Humberto Ramírez, fue el plato fuerte de la primera noche del Puerto Rico Jazz Jam, el viernes en el Teatro Tapia del Viejo San Juan.
El propio Santos, quien a sus 86 años es una leyenda viviente del jazz latino, dirigió personalmente la orquesta. El público lo recibió con una sonora ovación de pie, que él reciprocó con una agradecida sonrisa y un breve saludo.
La presentación alcanzó su clímax con la integración del maestro Eddie Palmieri a la orquesta, en los dos últimos temas. Palmieri también interpretó una pieza a piano solo, “Vida”, cargada de sentimiento, que dedicó a la que fue su esposa durante 62 años y quien falleció a causa del cáncer en mayo pasado.
Previamente, el trompetista Luis Aquino presentó con su cuarteto otra de las múltiples caras que el jazz de hoy es capaz de asumir, con interpretaciones muy melódicas cercanas a lo que podría calificarse como pop instrumental.
“He estado 37 años esperando esta noche”, dijo un emocionado y simpático Aquino ante la sala del Tapia, llena a capacidad, en referencia a que este sería su primer concierto como solista en su país.
Acompañado por Ceferino Cabán en los teclados, Víctor “Poty” Cruz en el bajo eléctrico y Ledif Franceschini en la batería, Aquino ofreció un repertorio basado mayormente en temas pop, como “Can We Talk” de Babyface, “Dance with a Stranger” de Yanni, “Ahora” de Yolandita Monge y “Demasiado bueno” de Kany García, todo interpretado con énfasis en las agradables melodías e impulsado con potentes “backbeats” de gran fuerza rítmica.
El único trompetista boricua que ha diseñado su propio instrumento –el modelo Signature que lleva su nombre- Aquino reservó sus mejores solos de la noche para los dos últimos temas. En el clásico de jazz “Gingerbread Boy” (popularizado, entre otros, por Miles Davis) mostró su lado de “bebopper” a lo Dizzy Gillespie, con un sonido punzante y una atractiva alternancia de frases largas y cortas.
Pero la gran sorpresa que Aquino tenía reservada fue la interpretación de “Typewriter Song”, la composición de Leroy Anderson que Jerry Lewis hizo famosa en sus pasos de comedia. Un verdadero tour de force por su profusión de semicorcheas y su acelerado tempo, la pieza sirvió de marco para un brillante solo del trompetista, quien usó aquí el “plunger mute” con brío y creatividad. La interpretación motivó el mayor aplauso que recibieron Aquino y su cuarteto y cerró la primera mitad del concierto en una onda positiva y agradable.
La segunda parte del concierto muy bien pudiera calificarse de histórica, al juntar sobre un escenario a dos figuras legendarias como Palmieri y Santos.
Tras escucharse la tercera llamada por los altavoces del teatro, y sin mediar presentación alguna, se levantó la cortina del escenario para descubrir la big band liderada por Humberto Ramírez, que acometió de inmediato la interpretación de “Caribe”, el primer “clásico” de Ray Santos que se escucharía esa noche, seguida de inmediato por “Cochise”, otro vibrante tema de Santos popularizado por Tito Puente. Ambos fueron una explosión del jazz latino más genuino, con la perfecta combinación de solos de la sección de vientos llenos de “blues feeling” y la fuerza de una potente banda de salsa.
Ramírez presentó entonces al homenajeado de la noche, manifestando que “es un honor para nosotros tenerlo aquí”. Santos ocupó su lugar frente a la orquesta para dirigir el estreno de una nueva suite suya en homenaje a la era del Palladium, la legendaria sala de baile neoyorquina donde labraron su fama las orquestas de Puente, Machito y Tito Rodríguez. La primera parte de la misma, titulada “Palladium Millenium 3” fue otro excelente ejemplo de la fusión mejor lograda entre la rica orquestación de una big band y la sabrosura de la salsa clásica de Nueva York. La segunda parte, “Hollywood Bolero” mostró a la sección de saxofones “cantando” una sensual melodía, magistralmente arreglada por Santos. “Blue Montuno”, que es precisamente eso, una exquisita mezcla de blues y son montuno, cerró la suite con jugosos solos de saxo barítono, trombón (con acentos de bebop) y el piano de Ángel David Mattos, ágil y, en la mejor tradición jazzística, “contando su propia historia”.
A continuación, “Azulito”, un sabroso mambo que evidenció nuevamente cuán alegre y vivo sigue siendo este estilo musical, fue el preludio de la presentación de Palmieri. Con gran humor, y saludando a algunos de los músicos presentes entre el público, el gran pianista calificó a Santos como “un genio, mi gran amigo y también mi maestro”.
Tras interpretar solo en el piano la ya mencionada “Vida”, Palmieri se unió a la orquesta para tocar “3D Mambo”, composición de Santos que fue un éxito de la orquesta de César Concepción en 1954. La noche terminó con el mambo “Sunny Ray”, en el que se destacó el solo de congas de Raúl Rosario, con extraordinaria fuerza y rapidez.
Una noche memorable para los amantes del jazz, tanto contemporáneo como tradicional.
Por Rafael Vega Curry de elnuevodia.com